lunes, 12 de noviembre de 2012

La noche no puede amanecer, se perdió en aquel hoy iluso lugar al que no deseo regresar pero no puedo evitar, pues mi castillo esmerada construí. La esperanza reposa sobre pilares de desaliento. Las alas de mariposa no pueden con tanto y tan poco. Préstame la perilla que recoja mis pasos y me vuelva al pasado. Al espacio donde pueda corregir y emprender la ansiada jornada. No quiero más dar ni esperar, renuncio y me resisto a renunciar. La sombra tiene más brillo que la luz que puedo ofrecerte. No cambies tu rumbo, ya no lo vale más. Te despido y libero, te brindo La Paz hipotecada.