jueves, 24 de junio de 2010

SEMILLA DE VIDA.

Son callosas manos las que afanosas arañan la faz del cielo para depositar en aquellos surcos la semilla de sus ilusiones confiando a los DIOSES todas sus más intimas esperanzas.

Luego, decepcionada aunque agradecida aún, observará caer a sus pies la solitaria pepita que en lenta agonía se anclará en la matriz del mundo.

Con menos soberbia, más asombro e infinita gratitud elevará su suspiro de fe al creador por el lujo de su obra, mientras observa al retoño abrirse camino retando al mismo cielo.

Finalmente satisfecha pedirá a la tierra que a sus pies se abra para recibirla en eterno cobijo.

Semilla y matríz de vida por voluntad divina.

Cecilia Cerdeña

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